domingo


Tengo una obsesión rara con las ciudades. O, más que con ellas, con su nombre. Hay ciudades que suenan a película, como Roma, y otras a historia de amor, como París. Sólo pensar en Madrid me suena a esa canción. En la mayoría, si sabes mirar y buscas bien, a lo mejor encuentras el rincón perfecto para soñar un rato. Hay ciudades que caben en cualquier habitación de cualquier otra ciudad y no se terminan nunca. Y cuanto más te repites su nombre, más ganas te entran de inventarte como son, aunque no las hayas visto nunca. A veces, cuando vuelves a esas ciudades no reconoces nada de lo que te habías imaginado. Y otras es todo tan parecido que te dan ganas de quedarte a vivir para siempre en la película o canción a la que suenan.

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