Mi segundo vaquero favorito se ha ido. Tiene mucho trabajo y creo que un poco de miedo. Yo prefiero pensar que ha sido que, yendo hacia el Oeste, con el sol de cara, eligió la ruta que no era. Esas carreteras infinitas, tan llenas de cadáveres y de nada, a veces son traicioneras. Lo mismo ha encontrado indios.
Mi segundo vaquero favorito en realidad es un disparalatas, pero cuenta muy bien las historias. Y además es el primer vaquero que me ha besado.
viernes
domingo
mi nuevo plan.
Como hacía tiempo que no pasaba una resaca tan sola, me he puesto a pensar. Y me ha dado miedo haberme convertido en una persona de esas que dan abrazos sin prestar atención. Los abrazos son una cosa muy importante. El caso es que me da miedo ser de esa clase de persona que no pega hasta el último milímetro del cuerpo al cuerpo de la persona a la que abraza. De las que no aprietan. Así que me he propuesto empezar a abrazar bien y punto. Y a dejar que me abracen.
Como ha llovido y huele bien, he dejado abierta la ventana, a ver si cojo un poco de frío. Así de paso oigo a los grillos. Y también a la rana del estanque del parque de enfrente, que se pone a hablar todas las noches. También tengo un mirlo en el jardín, y un nogal con nueces, y se me están secando las plantas de la entrada porque siempre voy con prisas y se me pasa. Voy con prisas y por la noche no consigo dormirme. Es este verano raro que no me deja pensar en cosas serias. Sólo pienso: tengo hambre de tarta de queso, necesito ver un rato el mar, quiero un duelo, un incendio y un café contigo. Yo preparo el incendio, tú busca el paisaje para la conversación.
Lo que pienso, lo de la lluvia, lo de la rana, lo del jardín, lo del duelo y el incendio y la conversación y las prisas, es todo una excusa para hablar un poco de ti sin que se note. Toda una excusa.
Lo que pienso, lo de la lluvia, lo de la rana, lo del jardín, lo del duelo y el incendio y la conversación y las prisas, es todo una excusa para hablar un poco de ti sin que se note. Toda una excusa.
miércoles
take off that dress for me.

Si yo tuviera unas tetas como la churri de Micah, también me haría fotos de portada, no os lo voy a negar, pero aún me falta. Me falta un gato, poder pagarme los taxis los sábados y luego ya si eso. Aunque, bueno, también me falta un revólver, y pensándolo bien, prefiero pagarme un revólver que unas tetas. Pero, ay, cómo me gusta esta foto.
Me despierto pensando en el mar.


He dormido tres horas y me despierto pensando en el mar. Y en esa relación amor-odio que tengo con él. Desde aquí puedo verlo, me lo sé de memoria. Creo firmemente que casi todo lo que existe, existe por el mar. Las rocas, los cangrejos, los paseos infinitos. La tierra, sobre todo esta, existe por el mar.
Esta tierra que está por todas partes, siempre interpuesta entre alguien y alguien. Aunque es precisamente la que hace que se te acelere el corazón un julio cualquiera cuando ves aparecer esa franja azul en el horizonte. Esa línea que te dice que hay verano de sobra, siempre, para todo. Y más cuando te escapas una mañana cualquiera, sin planear nada.
Siempre hay días largos y noches bonitas, y otras no tanto, y qué. Tampoco sé por qué hoy me he despertado pensando en el mar.
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