lunes

También el otoño es bonito por esto.

A veces me pasa que no sé cómo empezar a escribir, y entonces escribo que no sé, y las palabras empiezan a agolparse en mi cabeza, y quiero decir tanto, tan deprisa, que se me pierde la mitad porque mi mano no es tan rápida.

A veces, una película es más bien ñoña pero se termina llorando un poco, y además se quiere que a una le arranquen la ropa con la boca (o con lo que sea) y que luego se la cosan, o lo que sea, o no. Y sólo por una escena tonta.

A veces es lunes y, por la mañana, madrugas y te llevan en coche, y hay nubes y sol en la carretera y encuentras una acera en Madrid donde cuatro tiendas seguidas están vacías. Descubres un bar en la esquina de una calle que se llama como la calle en la que vives en otra ciudad, la ciudad que tiene el mismo nombre que el bar de la esquina de esa calle. Te das cuenta un lunes cualquiera, aunque llevas pasando por ahí desde que el mundo es mundo para ti, incluso antes, y a lo mejor por eso no te habías fijado.

Es lunes y no recibes una llamada que no esperabas, y paseas te da igual cómo, hasta un gimnasio por primera vez, y resulta que estirar la pierna no se te da tan mal pero tienes peor equilibrio del que pensabas.

No sé, a veces te acuerdas de las formas del desierto desde arriba, te acuerdas de las formas de un cuerpo, y te da por comparar. No has visto el desierto desde arriba, pero has visto el desierto desde el desierto. La arena está igual de suave que la piel, y además se ven todas las estrellas. Eso también ocurre desde una espalda. Y entonces, qué bonito, piensas, qué bonito todo a pesar de todo, cualquier cosa.

A veces también pasa que pasa tanto por tu mente que no da tiempo a escribir a tanta distancia y es mejor poner un punto.

2 comentarios:

  1. Las llamadas que recibo los lunes suelen ser siempre de gente mierda. Pero, eh, es mi gente mierda. ;/

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