Quién no volvería a sentarse justo ahí a esperar observando cómo no pasa nada. Yo me muero de ganas.
Hoy he echado de menos sentarme en un Jardín Botánico a que los insectos me suban por las piernas y la melancolía me baje por los brazos, como dice la poesía. O a sentarme sin más. No sé si alguna vez os ha pasado.